
Colombia
La travesía de este creador barranquillero es un ejemplo de cómo la autenticidad triunfa en las redes. En esta conversación revela los secretos, los problemas y los sueños detrás de la voz que hace reír a millones.
Publicado:

Por: Erika Mesa Díaz
Creativa Digital
Esta es la historia detrás de una de las voces más virales de Colombia. En una entrevista exclusiva con ORO Podcast, el creador conocido como El Drilococo reveló el camino de sus famosos doblajes. Desde una tarea familiar en Barranquilla hasta el fenómeno global desde Canadá, este es un relato de humor auténtico, obstáculos con el copyright y una visión clara para el futuro.
El origen de Doblaje Quillero, el proyecto de El Drilococo, fue casual. En 2019, su hermano le pidió ayuda para una tarea de la universidad. Necesitaba un doblaje y reconoció el talento natural de Jason para la comedia. El primer video que crearon fue una escena de la película Bad Boys, con Will Smith y Martin Lawrence, adaptada con humor y jerga barranquillera.
La página de Facebook, creada con apenas 300 seguidores entre amigos y familiares, estalló de inmediato. Ese primer video se compartió masivamente y alcanzó miles de interacciones en un día. El Drilococo entendió que su fórmula, basada en la esencia costeña y la observación de las escenas, conectaba con el público. Decidió entonces subir de dos a tres videos por semana, consolidando un estilo que mezcla el doblaje con la comedia callejera de Barranquilla.
El punto de inflexión llegó con un cambio de estrategia y de país. Tras problemas con Facebook, El Drilococo se mudó a Canadá por una oportunidad laboral en aviación. Allí, en 2023, probó con doblajes de videos de animales. Un día antes de su viaje, subió a Instagram un doblaje de un perro y un perrito de la pradera. Al aterrizar en Canadá y conectar su celular, el video tenía miles de vistas y había ganado 4,000 nuevos seguidores en 24 horas.
El fenómeno se masificó con el video de "El Drilococo", protagonizado por unos mapaches. En la escena, un mapache distraído es sorprendido por otro que está en el agua. El doblaje cómico y la expresión "él cree que no lo vi" se hicieron virales a nivel internacional. Este contenido cruzó fronteras hacia Estados Unidos, México y Europa, en parte porque al publicarse desde Canadá, las plataformas lo mostraron a más público hispano en Norteamérica.
El camino al éxito no estuvo libre de obstáculos. La primera página de Facebook, que ya monetizaba, recibió seis denuncias consecutivas por derechos de autor de grandes productoras como Universal. Estas acusaciones, similares a las que enfrenta la música en plataformas digitales, llevaron al cierre definitivo de su cuenta. Perdió todo el contenido y los seguidores acumulados.
El problema del copyright persistió incluso con su audio más famoso. Una persona registró el audio del video de los mapaches a su nombre. El Drilococo tuvo que iniciar una disputa que duró meses para reclamar la propiedad de su creación. Esta experiencia lo hizo más precavido. Ahora, registra sus audios con anticipación y les añade elementos como música de fondo para asegurar sus derechos de autor ante las plataformas.
Las primeras ganancias llegaron a los seis meses de crear su página. Su primer pago por monetización en Facebook fue de 700 dólares, una cifra que lo motivó a continuar. Aunque los cierres de cuentas fueron un revés, su persistencia le permitió reconstruir su audiencia. Hoy, sus ingresos provienen de múltiples fuentes, como los regalos que recibe durante sus transmisiones en vivo en TikTok.
El reconocimiento público se hizo tangible. En lugares como el aeropuerto de Panamá o en ciudades colombianas como Pereira y Bogotá, la gente empezó a reconocerlo. Un video en TikTok donde mostró su rostro por primera vez, durante una visita a una emisora, superó los 9 millones de reproducciones. Este hecho confirmó el deseo de su audiencia por conocer a la persona detrás de la voz.
El Drilococo, cuyo nombre real es Jason David, mantuvo su vida privada separada de su personaje por años. Incluso su matrimonio y la llegada de su hija fueron acontecimientos que no compartió en redes. Fue su esposa quien lo impulsó a mostrar su rostro, argumentando que eso fortalecería la conexión con su comunidad y abriría puertas a nuevas oportunidades, como publicidades.
Su profesión estable es un pilar fundamental. Jason es técnico especializado en aviación, una carrera que ejerce en Canadá. Él ve su éxito en redes sociales como un ingreso extra y un trampolín para proyectos futuros, como un show de stand-up comedy. Su meta es invertir las ganancias de los videos en negocios estables antes de dedicarse por completo al entretenimiento, asegurando así un futuro financiero sólido para su familia.
La historia de El Drilococo es un caso de éxito digital con raíces bien definidas. Nació de la autenticidad del humor barranquillero, sobrevivió a los desafíos legales de internet y se globalizó gracias a una estrategia intuitiva. Su viaje desde una tarea familiar hasta convertirse en un fenómeno viral internacional demuestra el poder de un contenido local con alcance global.
Más allá de los videos virales, El Drilococo representa una visión pragmática del creador digital moderno. Combina su talento para el entretenimiento con la estabilidad de una profesión técnica, mientras construye, paso a paso, un legado duradero para el futuro. Su próximo capítulo promete llevar su humor único desde la pantalla hasta el escenario.