Colombia
A propósito de su cumpleaños número 40, recordamos la valentía que el cantante ha mostrado en momentos difíciles, como el que atravesó cuando apenas tenía 17 años y lo llevó al borde de una crisis emocional.
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Por: Equipo de redacción
José Álvaro Osorio Balvin, mejor conocido como J Balvin, es hoy un ícono de la música urbana con múltiples premios y récords mundiales. Sin embargo, su camino no fue fácil. En una entrevista con Juan Pablo Raba para el pódcast Los hombres sí lloran, el artista reveló detalles de su traumática experiencia como estudiante de intercambio en Oklahoma, donde fue retenido contra su voluntad. Este hecho, sumado a sus posteriores luchas con la salud mental, demuestra la resiliencia del colombiano.
A los 17 años, en 2002, Balvin viajó a Oklahoma como parte de un intercambio estudiantil. Su objetivo era aprender inglés y explorar nuevas oportunidades. Sin embargo, al llegar, se encontró con un pueblo de apenas 4,000 habitantes, lejos de la bulliciosa vida urbana que imaginaba.
El racismo y la soledad lo golpearon fuertemente. En el colegio, sus compañeros lo evitaban por ser latino; al llegar sin el idioma, la falta de comunicación lo aisló aún más. Sin acceso a internet ni contacto con su familia, Balvin comenzó a sentir que estaba atrapado en un lugar que no lo quería.
La situación empeoró cuando la rectora del colegio, quien también era su anfitriona, le confiscó su pasaporte. "Me dijo que no me lo devolvería, y ahí entendí que no podía irme", relató el artista. Sin documentos ni dinero, se sintió completamente vulnerable.
Durante tres meses, no tuvo comunicación con sus padres. Las llamadas semanales cesaron y la desesperación lo llevó a su primer episodio de ansiedad y depresión, aunque en ese momento no sabía qué le ocurría.
Balvin describió ese periodo como un "infierno". Experimentó despersonalización y desrealización, condiciones en las que el cerebro se desconecta de la realidad como mecanismo de defensa. "Me tocaba el cuerpo y no sentía que era mío", confesó.
El aislamiento y la incertidumbre lo llevaron a pensar en escaparse. Sin embargo, el respeto por sus padres lo detuvo: no quería defraudarlos. Finalmente, con la complicidad de su amigo Diego Botero, Balvin planeó su fuga.
Aprovechó una salida escolar para escapar y reunirse con él. Desde Oklahoma City contactó a su familia y les explicó la situación. Sus padres le dieron dos opciones: volver a Medellín o mudarse con una tía en Nueva York.
Optó por la segunda, y al llegar a Times Square, su vida cambió para siempre. La ciudad lo inspiró a perseguir su sueño musical, convirtiéndose en el punto de partida de su carrera internacional.
Años después, Balvin enfrentó otra dura batalla: la depresión. En 2020, durante la pandemia, dejó sus medicamentos y sufrió una recaída. "Fueron dos años de sufrimiento hasta volver a estabilizarme", admitió.
Hoy, el artista es un defensor de la salud mental. A través de su música y entrevistas, busca normalizar el uso de terapia y medicamentos para romper el estigma que rodea a las enfermedades psicológicas.
A pesar de los obstáculos, J Balvin se convirtió en uno de los artistas más escuchados del mundo en Spotify, ganador de múltiples premios Grammy Latino y el primero en llevar el reguetón a escenarios como Coachella. Su historia es un testimonio de perseverancia.
Desde La Familia hasta Rayo, su más reciente álbum, Balvin ha demostrado que el éxito no está exento de dolor, pero que con resiliencia, se puede brillar.
El secuestro de J Balvin en Oklahoma fue un punto de quiebre en su vida, pero también el impulso que lo llevó a perseguir sus sueños. En su cumpleaños número 40, su legado trasciende la música: es un mensaje de esperanza para quienes enfrentan adversidades. Como él mismo dice: "La vulnerabilidad no es debilidad, es fortaleza".