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Ese famoso corrientazo es una descarga eléctrica natural causada por la fricción. Descubre cómo y por qué ocurre.
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Por: Equipo de redacción
Un corrientazo inesperado, un brinquito del susto y la pregunta que no falta: ¿por qué siento que le paso corriente a otra persona? Ese “toque” eléctrico que se produce al rozar a alguien o a ciertos objetos es un fenómeno completamente natural. Y sí, tiene una explicación científica fascinante.
“Se trata del efecto triboeléctrico, una forma de electricidad estática que se produce por la acumulación de electrones en la piel o en la ropa, especialmente cuando hay fricción con ciertos materiales”, explican desde la Universidad de Valencia.
Todo comienza en lo más básico de la materia: los átomos. Cada átomo tiene cargas positivas (protones) y negativas (electrones). Cuando estas se desequilibran, aparece la electricidad estática. Ese desequilibrio puede generarse por algo tan cotidiano como caminar con medias de lana sobre un suelo sintético o usar ropa de poliéster.
Según el portal Medicina y Salud Pública de Puerto Rico, “el cuerpo humano es un excelente conductor de electricidad, en parte porque nuestros sistemas de comunicación interna—como el nervioso—funcionan con impulsos eléctricos que pueden viajar hasta 120 metros por segundo”.
Ese mismo sistema, que nos permite pensar y movernos, también es capaz de acumular cargas eléctricas. Cuando tocas a otra persona o un objeto conductor, esa energía se descarga rápidamente, generando el famoso “corrientazo”. Aunque puede ser molesto, no representa un riesgo para la salud.
Los factores que aumentan estas descargas son diversos. Uno clave: el clima. “En días fríos y secos, la acumulación de cargas en la piel se vuelve más común, ya que la humedad en el aire ayuda normalmente a disiparlas”, detallan desde Kids Health. El invierno, por tanto, es temporada alta de “toques”.
Y no se trata solo del cuerpo humano. Materiales como el metal, la goma, la lana, el nylon y el spandex también favorecen la generación de estas descargas. Por eso, no es raro sentir la chispa al tocar la manija de una puerta, un carrito de supermercado o incluso al darle la mano a alguien.
Por ejemplo, elegir zapatos con suelas conductoras en vez de las clásicas de goma. Y sí, levantar los pies al caminar también ayuda. Evitar la fricción innecesaria reduce la acumulación de carga.
La próxima vez que sientas un chispazo al tocar a alguien, recuerda que ese pequeño corrientazo tiene una explicación científica. Se trata de un fenómeno físico donde intervienen átomos, electrones y diferencias de potencial eléctrico. Aunque puede parecer solo una molestia, en realidad es una muestra sencilla de cómo la ciencia está presente en muchas de nuestras acciones diarias.