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Julio Voltio y Héctor El Father, dos nombres que encendieron el reggaetón a principios de los años 2000 con una rivalidad feroz que se plasmó en tiraeras llenas de insultos, desafíos y alarde de superioridad artística.
Las raíces de la rivalidad se remontan a sus inicios en la escena underground de Puerto Rico. Ambos artistas competían por el mismo público y por el reconocimiento en un género que aún estaba en desarrollo.
Las tiraeras, canciones dedicadas a insultar y menospreciar al rival, se convirtieron en el arma principal de esta batalla musical.
“Tiraera pa’ Julio Voltio” (2002) de Héctor El Father fue el primer disparo. En ella, El Father cuestionaba la autenticidad de Voltio y su lugar en el reggaetón. Voltio respondió con “Respuesta pa’ Héctor El Father” (2002), donde contraatacaba con sus propias acusaciones e insultos.
El intercambio continuó con canciones como “Voltio vs. El Father” (2003) y “El Father vs. Voltio: La Última” (2005), donde la tensión y la agresividad iban en aumento.
La rivalidad no se limitaba a las canciones. Se dice que incluso hubo enfrentamientos físicos entre los artistas y sus séquitos cada vez que coincidían en lugares donde ambos se presentarían para cantar.
La oportunidad de asesinar a Héctor Julio Voltio asegura que en aquel entonces sentía un deseo incontrolable de terminar con la vida de Héctor por los múltiples conflictos que tuvieron.
Sin embargo, hubo un hecho con el que no contaba, la conversión de Héctor al cristianismo.
“Héctor se convierte, pero aun así yo seguía con mis ganas de asesinarlo y decía que lo haría donde me lo encontrara, lo haría con todo y biblia en la mano y no me importaría”, cuenta Julio, a quien le llegó la oportunidad de encontrarse con Héctor, estando solos y se dirigió hacia el exlíder del ‘combo de los rompe discotecas’ para acabar con su vida.
Pero a media que se acercaba a Héctor, Voltio empezó a recordar que fueron amigos de infancia, desde el colegio, y vinieron a su mente muchos recuerdos juntos y cuando finalmente estuvo frente a frente, no pudo hacer más, sino saludarlo y darle la mano, a lo que “El Father” le respondió con un “Dios te bendiga”.
Julio Voltio manifiesta que lo que sintió en aquel momento fue inexplicable, pues todo ese deseo que tenía de acabar con la vida de Héctor se transformó en piedad y paz, sobre todo después de aquel momento en que recibió la bendición de quien por muchos años fue su enemigo.
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