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¿Sabías que un electrodoméstico común en tu hogar podría estar disparando tu factura de luz? Conoce cuál consume 4 veces más energía que la nevera y aprende a usarlo eficientemente.
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Creativo Digital
Cuando piensas en los electrodomésticos que más consumen energía en casa, probablemente la nevera es el primero que viene a tu mente. Después de todo, está encendida 24 horas al día, 7 días a la semana.
Sin embargo, existe otro aparato común en muchos hogares que, cuando está en funcionamiento, puede superar por mucho este consumo y tener un impacto directo en tu factura de luz.
Sorprendentemente, el aire acondicionado es el electrodoméstico que se lleva el trofeo al mayor consumidor de energía en el hogar. Aunque su uso no es constante como el de la nevera, sus picos de consumo son tan elevados que fácilmente pueden cuadruplicar la demanda de energía de un refrigerador moderno mientras está activo.
Un refrigerador de tamaño estándar puede consumir entre 150 y 250 vatios por hora. En contraste, un aire acondicionado de ventana o tipo split puede demandar entre 900 y 2.000 vatios por hora, dependiendo de su capacidad y eficiencia. Esta diferencia es la que marca un antes y un después en el recibo de los servicios públicos, especialmente en épocas de calor intenso.
La razón principal de su alto consumo radica en el trabajo que debe realizar su compresor. Este componente es el corazón del sistema y se encarga de comprimir el gas refrigerante para enfriar el aire. Este proceso es increíblemente demandante en términos energéticos y es lo que lo convierte en un verdadero devorador de electricidad.
Además, si el equipo no tiene el mantenimiento adecuado, si hay fugas de aire en la habitación o si se ajusta a una temperatura demasiado baja, su esfuerzo, y por ende su consumo, se multiplica.
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Controlar el impacto del aire acondicionado en tu factura no significa que debas dejar de usarlo. La clave está en optimizar su funcionamiento con algunas prácticas sencillas pero efectivas que te ayudarán a mantener la frescura sin afectar tu bolsillo.
Regular el termostato a una temperatura confortable, como 24 °C, es una de las formas más eficientes de ahorrar. Por cada grado que disminuyes la temperatura de manera drástica, el consumo de energía puede aumentar hasta en un 8%. Busca un equilibrio entre comodidad y eficiencia.
Un aire acondicionado con los filtros sucios y sin mantenimiento regular tiene que trabajar mucho más para enfriar el mismo espacio. Asegúrate de limpiar los filtros al menos una vez al mes durante la temporada de uso y programa una revisión técnica profesional una vez al año.
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Asegúrate de que la habitación donde usas el aire acondicionado esté bien sellada. Cualquier fuga de aire por debajo de las puertas o a través de las ventanas obliga al equipo a trabajar de más para mantener la temperatura deseada. Usar cintas selladoras puede ser una solución económica y eficaz.
Usar un ventilador de techo o de pedestal junto con el aire acondicionado ayuda a distribuir el aire frío de manera más uniforme por toda la habitación. Esto crea una mayor sensación de frescura, permitiéndote ajustar el termostato a una temperatura más alta sin sacrificar el confort.
Si bien la nevera es un consumidor constante de energía, el aire acondicionado es, por mucho, el que genera los picos de gasto más altos en el hogar. Adoptar hábitos de uso consciente y realizar un mantenimiento adecuado no solo te permitirá disfrutar de un ambiente más fresco, sino que también te ayudará a tener un control significativo sobre tu consumo eléctrico y a reducir el monto de tus facturas.
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